Boletín de la Academia Costarricense de la Lengua - tercera época

Así en la tierra como en las aguas, de Manlio Argueta

Año XV, n.o 2. 2020    págs. 111--114
Artículo de: Arnoldo Mora Rodríguez

ASÍ EN LA TIERRA COMO EN LAS AGUAS,
DE MANLIO ARGUETA
1

La más reciente novela —cuyo título tiene evidentes resonancias religiosas, pues se inspira en la conocida oración de Jesucristo «Padre nuestro»— de uno los mejores escritores de Centroamérica como es el salvadoreño Manlio Argueta, ampliamente conocido en los círculos literarios y universitarios de Costa Rica, donde vivió muchos años de exilio y se desempeñó como profesor en la Escuela de Estudios Generales de la Universidad de Costa Rica, merece destacarse como perteneciente al género histórico por sus rasgos épicos y trágicos, más relevantes en nuestro medio en tiempos recientes. Publicada por la Editorial Universidad Nacional a Distancia, la edición presenta una portada alusiva a la gesta heroica de nuestro pueblo en la Guerra Patria de 1856-18572, con la bandera tricolor como enseña y epicentro de esa variopinta portada, la que, sin embargo, no muestra por sí sola la sobresaliente calidad literaria, sobre todo desde el punto de vista formal, de la obra.

Esta obra llena un vacío en la divulgación del contenido histórico y su repercusión universal, pues la gesta de 1856 pone a nuestra marginada e ínfima región por primera vez en el mapa de la geopolítica mundial y el enfrentamiento entre las grandes potencias europeas y el naciente y victorioso imperialismo norteamericano (anexión brutal de la mitad del territorio mejicano en 1848 y doctrina del «Destino manifiesto»). Esta proeza se convirtió en la verdadera guerra, no sólo de independencia política, sino de la emancipación del peligro esclavista para las cinco repúblicas que componen el Istmo Centroamericano; la gesta homérica de 1856-1857 se convirtió en un reconocimiento de nuestra soberanía por parte la comunidad internacional, tanto más oportuno como prodigioso, puesto que - insisto- se trataba de un país pequeño y, hasta entonces, prácticamente desconocido para el resto del mundo. La derrota del «Destino manifiesto», lograda por primera vez por un puñado de pequeños países que aún no han construido —excepto Costa Rica gracias a Carrillo y Mora— el Estado-Nación y sumidos en deletéreas e interminables guerras intestinas entre conservadores y liberales es el ubérrimo fruto del heroísmo de nuestro pueblo en Santa Rosa y Rivas y a la incansable labor diplomática de Mora limando las asperezas entre los grupos antagónicos, alertándolos a tiempo del peligro esclavista como el mayor riesgo a enfrentar. Resulta indispensable tener en cuenta este contexto histórico someramente esbozado, para valorar en su justa dimensión una novela que viene a llenar un vacío en nuestra producción literaria, específicamente de la novela histórica. Sirve igualmente para dar a conocer los rasgos épicos de la gesta de 1856-1857, poco estudiada y menos valorada en los otros países de la región, excepto en aquellos más directamente protagónicos como fueron Costa Rica y Nicaragua.

Desde el punto de vista estructural y formal, la novela de Argueta merece los mayores elogios. No es un texto escrito sino narrado que, en este aspecto, nos recuerda más a García Márquez que a Alejo Carpentier (a pesar de que el novelista cubano ha escrito la que en mi opinión es la mejor novela histórica de la literatura hispanoamericana, El siglo de las luces). Manlio, secundando al colombiano, reivindica el lenguaje hablado sobre el escrito, si bien su estética es fiel al realismo histórico y no al realismo mágico. Volviendo a los orígenes de la prosa (Diálogos de Platón), usa la técnica propia de un guión para obras de espectáculo como el teatro o el cine, pues comienza por decirnos quiénes son los protagonistas del acontecimiento que a continuación nos va a narrar; como en el cine, describe los hechos más sobresalientes y las reacciones frente a estos de sus principales protagonistas quebrando la cronología de los hechos, volviendo atrás o yendo hacia adelante, todo para mantener al lector en un estado de suspenso en que los acontecimientos no se narran completos sino fragmentariamente; es al lector, como sugería Cortázar, al que corresponde asumir una actitud cómplice, es decir, que debe ver en un texto no un paisaje sino un mosaico, una rayuela donde debe saltar y cuyas partes debe poner en el lugar correspondiente, a fin de ser un sujeto activo y no un lector pasivo al cual se suministra la comida ya digerida.

No debe olvidarse de que se trata de una novela, y no de una investigación propia de un historiador que ve en su quehacer una ciencia en el sentido estricto. La verdad científica se caracteriza por su objetividad; para el historiador profesional, la materia prima sobre la que trabaja son los hechos tal como los encuentra en las fuentes primarias o en comentaristas confiables. Por el contrario, para el novelista su obra es arte, una creación artística inspirada en la sensibilidad y la imaginación, por lo que la subjetividad es prioritaria. Lo que importa es crear subjetividades, hacer de los personajes históricos personas de carne y hueso, cuyos sentimientos y frustraciones, vicios y virtudes, lealtades y traiciones configuran una trama que en este caso da un tinte de tragedia a lo que debió ser un himno épico a la heroicidad de un pueblo, una tragedia que nos recuerda Otelo de Shakespeare y una gesta épica de dimensiones homéricas.

Para lograr tan impactante creación, el novelista se basa en un documento de incuestionable valor histórico, si bien extrañamente poco conocido: el diario de Máximo Blanco, individuo intrépido en el campo de batalla pero de débil personalidad, hasta el punto de ser dominado por su primo de mayor rango limitar, el coronel Lorenzo Salazar. Por su valentía como soldado, a Blanco se le encomienda conducir las indómitas tropas costarricenses inmersas en los peores peligros entre selvas y ríos y carencias de todo género, incluidos armamentos rudimentarios. Pero en el corazón de Blanco también latían otros sentimientos que no respondían a los ideales patrióticos que inspiraban al presidente Mora. Presagiando la traición, Manlio comenta que, cuando Blanco besa la mano del presidente Mora para agradecer, con gesto de cortesano más que de soldado dispuesto a dar la vida por la Patria, por el honor de presidir las tropas nacionales en gesta homérica que los llevaría del Río Sarapiquí hasta el Río San Juan para cortarle la yugar con la que avituallaba en hombres, dinero y armas al aún presidente de Nicaragua Walker, en realidad lo que allí se gestaba era el beso de la infame traición de Judas a su Maestro. Nada de esta fase oscura de nuestra historia debe obnubilar el juicio, ni empañar la mirada de legítima admiración frente a la hazaña de nuestras tropas, guiada entonces por una concepción militar estratégica no de guerra regular (un ejército contra otro) en que se inspiró la primera parte (1856) de la Guerra Patria y que permitió ganar las Batallas de Santa Rosa y Rivas. La segunda fase de nuestra Guerra Patria (1857), por el contrario, se nutre de otra concepción estratégica, cual es concebir la guerra como una campaña armada inspirada en los principios de una guerra irregular, que se concibe como la movilización de todo un pueblo —incluida la sociedad civil— contra una tropa invasora del territorio patrio (¿influencia del liberal morazanista general Cañas, de origen salvadoreño pero cuñado de los Mora?). La travesía de la selva inhóspita y de los peligros sin cuento, en medio de penurias de todo género pero aguerridamente superadas por el derroche de heroísmo de nuestras humildes y valientes huestes, nos recuerda antecedentes históricos y literarios que ocupan un lugar de privilegio en la memoria de la cultura de Occidente henchido de venerada admiración, como son el Éxodo bíblico o la Anábasis de Jenofonte, donde la dimensión épica de la lleva el relato a la esfera de lo sobrehumano. La admiración por esta heroicidad que nos despierta la inspirada pluma de Manlio Argueta sólo es comparable a la que nos suscita Ercilla narrando poéticamente el heroísmo de los araucanos defendiendo su tierra.

Manlio Argueta ha escrito la que considero la mejor novela sobre nuestra Guerra Patria. Aliento épico y desgarradora tragedia se combinan magistralmente en una narración fiel a la estética del realismo histórico, haciendo que su lectura algo más que un deleite estético.

AMR

1 Manlio Argueta, Así en la tierra como en las aguas (San José: Editorial de la Universidad Estatal a Distancia, 2019).

2 La Guerra Patria Centroamericana tuvo lugar entre marzo de 1856 y mayo de 1857. Involucró directamente a Costa Rica y a Nicaragua, en menor medida, a los demás países centroamericanos. Las tropas costarricenses, encabezadas por el presidente costarricense Juan Rafael Mora Porras, derrotaron al ejército filibustero al mando de William Walker.

PUBLICACIONES
DE LOS ACADÉMICOS

DESDE LA ALTA VENTANA DE LOS AÑOS, de Julieta Dobles1

El nuevo poemario de Julieta Dobles, Desde la alta ventana de los años es un canto a la vejez y a sus logros. El libro se encuentra dividido en tres segmentos: «Peldaños del gozo», «Peldaños del amor» y «Peldaños de la compasión». Los poemas confirman la última parte de la existencia como una cumbre, donde se integran los aprendizajes de toda la vida, tal como afirma el psicólogo Erick Erickson en Implicación vital de la tercera edad (1998). A la vez, el poemario es un elogio a la creatividad,  a la sabiduría y a la compasión con que una vejez saludable y bien asumida puede contribuir a formar una humanidad mejor y más feliz. En este sentido, conserva el tono optimista de casi todas las creaciones anteriores de la autora, que buscan la armonía con lo elemental y lo biológico y afirman el amor y la vitalidad como elementos centrales de la visión del mundo.

CUADERNOS A LA INTEMPERIE, de Carlos Francisco Monge2

Este poemario de Carlos Francisco Monge está compuesto por cinco cuadernos. A lo largo de ellos, los poemas discurren desde la contemplación de la naturaleza y el entorno hacia la inmersión en la intimidad del hablante. En este recorrido, el poeta interroga al mundo, a la poesía, da nueva luz a la huella de los ausentes, reflexiona sobre el poder de las palabras y renueva el instante, a veces esplendoroso, a veces sereno, de la creación literaria. El retorno a la cotidianidad tras el encuentro ya conocido pero siempre renovado con la poesía hace al hablante preguntarse por el lugar de su voz en el conjunto de las voces que la hacen posible. Entiende asimismo que sus palabras renuevan fascinaciones y preguntas antiguas, pero a la vez le permiten seguir reconociéndose en un mundo de elementos cotidianos que ahora cobran vida inesperada.

EL AÑO DE LA IRA, de Carlos Cortés3

La reciente novela de Carlos Cortés, El año de la ira, subtitulada «Ensayo sobre un crimen», ofrece una exhaustiva saga sobre los acontecimientos que rodearon el asesinato de Joaquín Tinoco, hermano del entonces presidente de Costa Rica Federico Tinoco, el 10 de agosto de 1919. Dos introducciones, Dramatis Personae, con datos sobre la función de cada uno de los involucrados en la historia, y una detallada Cronología de 1914 a 1975, preceden la acción. A partir de la pregunta a modo de leitmotiv «¿Quién mató a Joaquín Tinoco?», desfilarán ante los lectores políticos, partícipes, empresarios, testigos, amigos y demás, que darán cuenta de un antes y un después del asesinato en cuestión. Se conocerán las fechas, el día a día, el paso a paso, el hora a hora; y aparecen especificados con sobrado rigor: conspiraciones, sobornos, traiciones, intervenciones, envidias, odios, duelos, espionajes, todo lo cual colmó esos momentos lamentables para unos, tormentosos para otros y en extremo violentos para muchos. El texto detalla, con ironía, costumbres de la vida doméstica y cotidiana: desaires amorosos, celos, chismografías, envidias; así como uniformes, casacas, botas federicas, peinados, espadas, comidas. No podían faltar las descripciones macabras de crímenes, muertes, cadáveres y demás. El texto se cierra con unas fotografías de las honras fúnebres de Joaquín, tomadas por Gómez Miralles, reconocido fotógrafo de la época. A partir de una investigación rigurosa y exhaustiva, el escritor trae a la luz un conocimiento incompleto, muchas veces olvidado, de nuestra historia. No cabe duda que El año de la ira será de interés tanto para historiadores como para lectores entusiastas por los temas históricos. Su lectura los hará incursionar en momentos lamentables, tormentosos y violentos de la historia nacional.

MAS ALLÁ DEL RÍO, de Emilia Macaya4

La novela Mas allá del río, de Emilia Macaya recrea la Costa Rica de la segunda mitad del siglo xix, época en la cual una importante matrona, ligada al poder y viuda reciente, recurre a un extraño personaje para que investigue la muerte de un general principalísimo, figura notable en la Guerra Patria de 1856. El periplo de investigación que emprende el enigmático caballero va desplegando y desentrañando las historias de otros personajes, seres más sencillos que, de una u otra manera, han tenido que ver con los prohombres involucrados en la lucha. Se trata del secretario de un ministro, el empleado de un comerciante que es también político prominente, la joven protegida de la viuda y el soldado filibustero del cual la muchacha se enamora, aun cuando es considerado un enemigo nacional. La narración se va alternando con epígrafes líricos al modo de síntesis poéticas, anuncios de lo que a continuación se cuenta; y con breves escenas de la vida cotidiana, muy propias de ese período concreto que enmarca el acontecer. Según se ha señalado, la novela presenta características de relato histórico, policíaco, fantástico y amoroso, con una calidad literaria que sostiene al lector en permanente e interés.

OTRAS DISQUISICIONES, de Víctor Hurtado Oviedo5

Su autor presenta la edición digital de una obra desconcertante y retadora que había titulado desde su primera edición Otras disquisiciones. Como explica, el texto se fue creando a través de publicaciones anteriores: Pago de letras (Lima, 1998 y 2002) y Otras disquisiciones (San José, Costa Rica, 2009, y Lima, 2012). Los siete capítulos del libro ofrecen gran variedad de temas, desde la filosofía y la ciencia hasta el lenguaje, la literatura y la música popular. Frente a esa diversidad permanece constante la mirada del escritor, que guarda distancias, cuestiona, recuerda y sobre, todo, ironiza sobre el mundo mientras lo va mostrando o creando. Para lograr esa mirada, el autor explora todas las posibilidades de la lengua, en un trabajo casi de orfebrería sobre las palabras, que le permite extraer de ellas los significados y riqueza con que los ha cargado la historia. El lenguaje deja de ser el simple vehículo de la ideas del ensayista y el texto logra el cometido de ofrecer una nueva mirada, a veces inquietante, sobre el objeto cultural analizado.

A lo anterior se unen un estilo impecable, una fina erudición y una dosis adecuada de humor, todo lo cual recomienda la lectura de esta obra.

TRAS LA HUELLA DE EUNICE ODIO, de Mía Gallegos6

En los últimos años, Mía Gallegos ha profundizado en la biografía y la obra poética de Eunice Odio. El libro Tras la huella de Eunice Odio. Biografía (San José: Editorial Universidad Estatal a Distancia, 2019) está dividido en diez secciones. Gallegos toma en cuenta la época en que la escritora nació, detalla una cronología y señala los países donde realizó viajes. Explica los alcances temáticos de la obra de la obra de la poeta, quien además escribió cuento, crítica pictórica y crítica política. Aparece también un análisis de El tránsito de fuego, poemario central en la obra de Odio. Se analizan igualmente otros poemarios como Los elementos terrestres y Zona en territorio del alba y dos cuentos: El rastro de la mariposa y Había una vez un hombre. Al final se incluye una «Antología» que recoge poemas, crítica política y pictórica y un cuento. En el ensayo «La presencia de lo sagrado en El tránsito de fuego»7, la autora acude a los principios filosóficos de María Zambrano recogidos en el libro El hombre y lo divino. Indica que en la obra de Odio se percibe las enseñanzas de los rosacruces, la masonería, la Biblia, la mitología, la cábala, pero muy especialmente los temas herméticos. La noción de apeiron es imprescindible, ya que de acuerdo con Anaximandro es el sitio de donde provienen todas las cosas, el fondo sagrado. El poemario, inscrito en el ámbito del misterio, debe ser interpretado en el límite entre la filosofía y la poesía, precisamente en el instante en el que estas dos actividades se separan: la filosofía que se interroga sobre las cosas y la poesía que no pregunta, responde.

100 AÑOS DE LITERATURA COSTARRICENSE, de Margarita Rojas y Flora Ovares8

En el campo de la historia de la literatura, Margarita Rojas y Flora Ovares publicaron una segunda edición de su ensayo de divulgación 100 años de literatura costarricense. El libro, está vez editado en dos tomos, tiene entre sus objetivos dar a conocer algunas investigaciones acerca de la literatura nacional a un público no especializado. Se inicia con los textos producidos desde mediados del siglo xx y concluye con aquellos nacidos hacia finales del siglo xx. Delimita períodos literarios caracterizados por diversos códigos estéticos, dentro de los cuales ordena las de acuerdo con el género literario. Cada capítulo estudia las obras más representativas, ofrece una somera presentación de la época y anexos con información acerca de los autores del período y las fuentes utilizadas. Esta segunda edición agrega nueva información y corrige algunas carencias de la primera (de 1995). Varias de las lecturas complementarias que acompañan los capítulos vienen firmadas por estudiosos que comparten una perspectiva similar sobre la literatura con las autoras.

1 Julieta Dobles, Desde la ventana de los años (San José: Editorial de la Universidad Estatal a Distancia, en prensa).

2 Carlos Francisco Monge, Cuadernos a la intemperie (Heredia: Editorial Universidad Nacional, 2018).

3 Carlos Cortés, El año de la ira (México: Alfaguara, 2019).

4 Emilia Macaya, Más allá del río (San José: Uruk Editores, 2020).

5 Dirección electrónica: http://www.otrasdisquisiciones.com/

6 Mía Gallegos, Tras la huella de Eunice Odio (San José: Editorial de la Universidad Estatal a Distancia, 2019).

7 Mía Gallegos Domínguez, «La presencia de lo sagrado en el Tránsito de fuego de Eunice Odio» Temas de Nuestra América. Revista de Estudios Latinoamericanos 34, 64 (2018), 13-26.

8 Margarita Rojas y Flora Ovares, 100 años de literatura costarricense. 2.ª ed. 2 tomos. (San José: Editorial Costa Rica, 2018).